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HIPOCLORHIDrIA y ACLOHIDRIA:  Lo más infradiagnosticado del tubo digestivo

HIPOCLORHIDIA y ACLOHIDRIA:  Lo más infradiagnosticado del tubo digestivo

Hipoclorhidria y aclohidria: lo más infradiagnosticado del tubo digestivo

La aclorhidria o hipoclorhidria se refiere a condiciones en las que la producción de ácido clorhídrico en el estómago está respectivamente ausente o reducida.

El jugo gástrico comprende agua, moco, ácido clorhídrico, pepsina y factor intrínseco. De estos componentes es la pepsina la fundamental para la digestión de las proteínas.

Este ácido clorhídrico es importante para una adecuada digestión, ya que va a ser el encargado de digerir la mayor parte de las proteínas además de favorecer la absorción de ciertos nutrientes esenciales. También tiene la propiedad de eliminar gran cantidad de aquellos microorganismos que entran por vía oral, mezclados con los alimentos o procedentes de la flora bucal. También va a aumentar la biodisponibilidad de ciertas vitaminas y minerales como son el hierro, el manganeso, el zinc o la vitamina B12, y además estimula la secreción de otros jugos digestivos.

El estómago, es capaz de liberar el ácido clorhídrico, estimulado por la sensación de hambre y por el peso de la comida que ingerimos. El hambre, estimula las células G del antro gástrico, que aumentan la producción de Gastrina, dando lugar a un aumento en la síntesis de ácido clorhídrico, favoreciendo su secreción. Cuando la cantidad de ácido clorhídrico es suficiente, este mismo frena la liberación de la gastrina, frenando a su vez la libración del propio ácido clorhídrico.

Hay que tener en cuenta que existen dos formas principales de la digestión:

        Digestión mecánica: es la degradación física de partículas grandes de alimentos en piezas más pequeñas a las que las enzimas digestivas pueden acceder a través de la digestión química.

        Digestión química: es la división enzimática de proteínas, carbohidratos y grasas en diminutos aminoácidos, azúcares y ácidos grasos.

La pepsina no es esencial para la vida, y la digestión de las proteínas puede realizarse aún en su ausencia, continuándose en todo el intestino delgado a través de las enzimas tripsina, quimotripsina, elastasa y carboxipeptidasa. Aunque también hay que tener en cuenta que generaría un paso de las proteínas al intestino delgado sin su suficiente transformación, lo que aumentaría mayor predominio a putrefacción y los hidratos de carbono con mayor probabilidad de fermentación, generando empeoramiento de la disbiosis intestinal y de su sintomatología y sobre carga hepatobiliar.

Existen varios estímulos que inducen la producción de pepsinógeno en las células principales, fundamentalmente: la Acetilcolina, la gastrina y el pH bajo o ácido. La acetilcolina estimula las células parietales para que produzcan ácido clorhídrico (HCl) a través de sus bombas de protones.

De nuevo: Eje Intestino – Cerebro y su influencia en hipoclorhidria y aclorhidria:

El Sistema Nervioso Autónomo, se divide funcionalmente en dos: Sistema Nervioso Autónomo Parasimpático (SNP) y Sistema Nervioso Autónomo Simpático (SNS) y entre ellos existen funciones opuestas y complementarias.

SNS: excitatorio por excelencia y favorece las funciones de alerta, lucha y huida. Activa el ritmo cardíaco y respiratorio, etc, e inhibe los sistemas que no participan en situaciones de estrés, como el aparato digestivo, y para eso se vale de la liberación de adrenalina y noradrenalina.

SNP: Inhibitorio por excelencia, favorece las funciones de relajación, calma, sueño y digestión, mediado fundamentalmente por la Acetilcolina.

Por lo tanto, dentro de todas las relaciones directas, constantes y bidireccionales, que existen entre el eje intestino cerebro, es el trabajo del SNP, a través del nervio vago, quien favorece la secreción de las enzimas hepatobiliares y del ácido clorhídrico gástrico para realizar una digestión óptima de los alimentos, a través de nuestra preciada Acetilcolina, de la cual carecemos casi todos, por la sencilla razón, de que no tenemos capacidad de volver a producir ni es recaptada naturalmente, sólo nos queda degradarla, en el transcurso de la vida, mediante la enzima acetilcolinesterasa. Una razón más, para cuidar de nuestro estilo de vida y nuestra salud mental, ya que situaciones que se cronifican en el tiempo nos mantienen en una hiperactivación del simpático y una hipofunción del parasimpático.

Y no solo así:  NO somos tan predecibles

                          NO somos en negro o en blanco, tenemos muchas tonalidades de grises

Debemos tener en cuenta a él neurocientífico Stephen Porges y su Teoría Polivagal, donde, según Porges, el SNA, no está organizado solamente como una pareja antagónica y complementaria, sino de forma jerárquica ante los estímulos de peligro y seguridad percibidos por el SNA a lo largo del día, mediante nuestra capacidad de Neurocepción o el estado de percepción que ocurre por debajo del estado de conciencia, de las señales de seguridad y de peligro. ¿Podríamos llamarlo sexto sentido?

 El nombre Polivagal se refiere a las dos ramas del nervio parasimpático o nervio Vago (que pudiera tener muchos defectos menos ser vago):

·       Rama Vagal Ventral: Conexión. Percepción de seguridad, nos sentimos a salvo, capaces de manejar las demandas del momento.

·       Rama Vagal Dorsal: Inmovilización o colapso, se activará de forma inconsciente por la necesidad de ahorrar energías, cuando se valore que el peligro es tan grande que no podemos hacer nada, al punto que se liberan endorfinas para disminuir la sensación de dolor. Hemos comprobado que se relaciona con un estado mucho más avanzado de disautonomía y con peores concentraciones de Acetilcolina.

Trastornos asociados a hipoclorhidria y aclorhidria:

Ø  Anemia perniciosa (anticuerpos anti parietales y antifactor intrínseco): Es un fenómeno autoinmune en el que se forman anticuerpos. Estos autoanticuerpos provocan la destrucción autoinmune de las células parietales que conducen a la gastritis atrófica.

Ø  Uso de medicamentos antisecretores: se ha demostrado que el tratamiento de dosis estándar a corto plazo con inhibidores de la bomba de protones (IBP) tiene un riesgo bajo, pero el uso a largo plazo de los IBP se ha relacionado con la hipoclorhidria.

Ø  Infección por Helicobacter pylori: reprime la expresión del gen de la subunidad alfa de la HK-ATPasa, lo que provoca hipoclorhidria transitoria y favorece la proliferación de H. pylori. Este crecimiento de H. pylori puede incluso iniciar un proceso patológico que cause cáncer gástrico.

Ø  Bypass gástrico: la secreción de ácido no amortiguada por los alimentos en el estómago excluido da como resultado una menor secreción de gastrina, lo que lleva a la aclorhidria en dichos pacientes.

Ø  VIPomas: tumor endocrino que generalmente surge de las células beta-pancreáticas y secreta péptido intestinal vasoactivo (VIP).

Ø  Hipotiroidismo: la hormona tiroidea desempeña un papel en la secreción de ácido clorhídrico; por lo tanto, el hipotiroidismo puede provocar aclorhidria.

Ø  Radiación al estómago

Ø  Cáncer gástrico

Ø  Ingesta excesiva de carbohidratos

Ø  Estrés: hace que nuestro organismo no reconozca los procesos digestivos como prioritarios.

Ø  Se asocia con aumento de patologías autoinmunes

Ø  Asociación a SIBO

 

Sintomatología: variable, los principales en hipoclorhidria y aclorhidria

        Dolor epigástrico fundamentalmente y abdominal difuso en ocasiones menos frecuentes

        Pérdida de peso

        Acidez asociada en ocasiones a reflujo

        Náuseas, vómitos

        Distensión abdominal y eructos después de comer

        Sensación de saciedad precoz, digestiones lentas

        Histaminosis asociada

        Disfagia

        Debilidad general y muscular.

        Trastornos neurológicos por deficiencias de vitaminas B

        Osteopenia u Osteoporosis

        Intolerancias alimentarias y/o alergias

        Dislipemias: no se pueden digerir adecuadamente los lípidos

        Cálculos biliares: los jugos gástricos apoyan el inicio de la liberación de bilis desde la vesícula biliar

        Trastornos cardiovasculares

Evaluación de hipoclorhidria y aclorhidria

Ante la sospecha de esta patología, se pueden realizar varias pruebas para su confirmación y para un tratamiento lo más adecuado posible y sobre todo para no seguir haciendo totalmente contrarios, si nos guiamos solamente por la clínica más común de acidez y dolor epigástrico:

        Anticuerpo antiparietal y antifactor intrínseco

        Monitoreo del pH gástrico

        Nivel sérico de pepsinógeno (un nivel bajo de pepsinógeno sérico indica aclorhidria)

        Niveles séricos de gastrina (los niveles altos de gastrina sérica superiores a 500 a 1000 pg/mL pueden indicar aclorhidria)

        Pruebas para detectar la infección por H. pylori

        Determinación por analítica de: Hemoglobina, Vitaminas del complejo B, D, minerales, etc.

        Si no es suficiente y se necesita ser más invasivo, se puede hacer Biopsia de estómago.

Abordaje:

        No existe un tratamiento específico para la aclorhidria, que erradique total y definitivamente la patología. Abordar las causas y complicaciones

        Se recomienda:

·       Erradicación de H. pylori

·       Tratamiento de los estados carenciales o sus complicaciones, si fuera necesario y previa obtención de datos por analíticas:

ü  Suplementar Vitamina D

ü  Suplementar hierro y zinc

ü  Suplementación de Vitaminas del complejo B, fundamentalmente B12, idealmente en las formas más absorbibles

ü  Suplementar Vitamina A: ayuda a normalizar las funciones d ellos epitelios y fortalece mecanismos defensivos

·       Otros suplementos recomendados:

ü  Betaína (Trimetilglicina)

ü  Pepsina

·       Aporte en dieta: estimuladores de ácido clorhídrico

ü  Vinagre de manzana

ü  Zumo de limón

ü  Jengibre

ü  Evitar: azúcares, hidratos de carbono refinados

·       Tratamiento específico previo estudio de los demás aspectos de la Disbiosis intestinal: Si no hay manera de estudiarla y no existen contraindicaciones, que no falte la Glutamina

·       Abordaje previo estudio de las disautonomías

·       Medidas generales que incrementen la producción de ácido clorhídrico:

ü  Fundamentar comer sólo con hambre, para tener estímulo previo de la secreción del ácido clorhídrico.

ü  Evitar comer si se está estresado, así como evitar hablar sobre temas que generen estrés durante las comidas: Situaciones que generen hiperactivación simpática.

ü  Se debe dejar pasar más de 3 horas antes de volver a comer para que el estómago y el aparato digestivo en general se recupere.

ü  No beber líquidos desde 30 minutos antes de comer y hasta 1 horas después: porque los líquidos diluyen el ácido clorhídrico y reducen la acción de las enzimas.

ü  Evitar o minimizar el consumo de hidratos de carbono refinados: favorecen la alcalinización del pH gástrico.

ü  Nutrición adecuada a las alteraciones asociadas en el estudio de la disbiosis intestinal, idealmente de la mano de nutrición de precisión.

Cuidado:

No te dejes guiar solo por la clínica, normalmente, este tipo de trastornos se inician con una sensación de malestar gástrico y reflujo. Generalmente se suelen prescribir inhibidores de la bomba de protones, cuando realmente, el origen de estos síntomas es totalmente contrario, o sea, falta de acidez y con esta conducta agravamos los síntomas y los cronificamos. Sin mencionar que estos fármacos, tienen en la actualidad un uso extendido, más allá de sus propias indicaciones y del tiempo en el que nos beneficiaría.

Pon tus síntomas en manos de expertos, no te automediques

La clave del éxito, en cualquier enfermedad, es hacer un diagnóstico de precisión: aumenta las posibilidades de solución adecuada y reduce la complejidad de sufrir la progresión de estas.

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